Una breve pausa...

... para instalar el adsl en el nuevo pisito y volvemos enseguida. Espero que pronto porque eso de estar sin internet es un suplicio!!!

Sorpresa...

... pero esta vez de las malas, sí, también existen las malas sopresas como que te decoren la casa cuando no estás con el color que menos te gusta, la fruta perfecta por fuera pero podrida por dentro, el radar a la salida del túnel cuando ibas escuchando a los Foo Fighters, una encerrona con alguien que realmente te "disgusta"... y la que he recibido hace dos días.

En un post anterior contaba como una mala semana de trabajo finalmente tornaba de color de rosa. Sí, ese viernes recibía una carta de un editor de una revista internacional pidiéndome una segunda versión de un artículo que habíamos enviado 5 meses antes (créanme si les digo que la respuesta fue rápida...). Hicimos todos cambios que nos pedían y ya teníamos asumido que la publicación estaba asegurada pero, he aquí la sorpresa: dos días antes de enviar la segunda versión, nos escribe el otro editor rechazándonos el trabajo ¡¡cómorl??...

Enviamos la segunda versión preguntándo que había pasado, por qué nuestro trabajo había pasado por dos procesos de revisión, la respuesta fue que al primer editor tuvo una pájara y pensó que no había tramitado el artículo, así que se lo pasó al segundo editor que se encargo de enviarlo a dos nuevos revisores. Tras pensárselo muuuuucho (1 día), han decidido mandarnos a paseo y rechazar el trabajo, vamos que ni una segunda oportunidad por el trabajo realizado, ni tampoco ser un poco coherentes con su primera opinión que era totalmente positiva...

Ahora mismo ya lo hemos remitido a una nueva revista. Eso sí, como siempre nos queda el derecho al pataleo, hemos escrito un "bonito" mail dejando claro lo que nos ha parecido la actuación de los editores, que esto no es serio ¡coño!.

Mañana, mañana...

Pues eso, que mañana, o pasado escribo un post nuevo en condiciones. Sé que os he tenido muy abandonados últimamente, pero el trabajo, la mudanza y la pereza me han mantenido alejada del blog durante muchos días...

Ahora mismo no tengo muchas novedades que contar, umm, bueno, un par: el viernes que viene abandono el nido familiar, ¡independiente a los 30!. La verdad es que esto de la edad no debería decirlo, que vergüenza, mis verdes mofletes se sonrojan... La otra novedad es que este fin de semana he estado en los Madriles con mis queridísimos Vicisitud y La Navaja en el Ojo. La visita era un poco interesada, para que negarlo, en el fondo de un viaje relámpago de fin de semana estaba el impresionante concierto de Journey, el primero en España de toda su carrera, que se remonta a los 70. El espectáculo fue genial, se notaba que ellos disfrutaban en el escenario y el público estaba totalmente entregado. Sólo nos queda una pena. Cuando fuimos a por nuestro recuerdo sentimental al finalizar Separate Ways...

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... ¡¡¡las camisetas se habían agotado!!! Ya no podré dar mis clases de mañana enfundada en una estupenda camiseta rosa de Journey. The Monch dice que las va a comprar por Internet, pero ya no es lo mismo...

Para los que no conozcan al grupo, lo mejor es que leais este genial post de Vicisitud donde queda perfectamente definido. Intelectuales y gafapastas que se abstengan de leerlo, no podrán apreciar toda la belleza y el AmOR que desprende Journey.

Como colofón a este post os dejo una gran coplilla del grupo (otra en los minutos musicales) y una foto de lo mejor del concierto: Jonathan Cain, el teclista. No es que este señor, que podría ser mi padre, esté bueno ni nada parecido, pero su actitud ligona con el público y sus gestos de "chicas aquí me tenéis" fue de lo mejorcito del concierto.

Mudanzas

"Estimado The Monch,

Después de tanto tiempo sintiéndome vacía y desatendida, me veo en la necesidad de mudarme. Antes nuestra relación era mucho más cordial, me llenaba de diferentes sabores y olores que me hacían sentir feliz y útil. Yo mantenía frescos todos esos sentimientos pero... desde hace tres semanas me siento sola, abandonada. Ni una manzana arrugada, ni limones secos, ni tomates reblandecidos... nada, salvo alguna que otra cerveza. Casi he caído en la tentación de darme a la bebida, sí, ¿esos cascos vacíos?, he sido yo. En un ataque de depresión y Chimay he llegado a pensar en lanzarme al vacío, pero a pesar de mi extraordinario peso, desde un primer piso no habría logrado nada. Igual la solución habría sido escaparme disimuladamente mientras usted cerraba la puerta a su espalda, pero no soy muy silenciosa y mis pequeñas rueditas y el escaso cable que me mantiene viva no serían suficientes para alcanzar siquiera el pasillo...

Echo mucho de menos a Tocotó, ella sí que me cuidaba como nadie, me conocía como nadie, sabía qué me faltaba y qué retirar a su debido tiempo. Por todo ello, he perdido la esperanza de esperar al nuevo inquilino en cuanto usted se marche a convivir con Tocotó. Me he puesto en contacto con una empresa de mudanzas y me voy, me retiro, prefiero dedicarme a ceder mis piezas a compañeras agradecidas.

Atentamente, su vacía nevera durante este último año."

Vaya, The Monch, menos mal que me ocuparé yo de la nueva nevera... Ansiosa estoy por empezar la mudanza.

Felices sueños

Zzz zzz zzz, ups, perdón, me había quedado traspuesta. Disculpen, a ver, me quito la legaña, me estiro con discreción y... ya estoy preparada. Bueno, preparada, preparada, zzz zzz zzz. Pero ¡coño! Espabila de una vez, ¿no ves que ya están aquí tus fieles lectores? Vergüenza debería darte. Te quedas dormida en cualquier sofá, en los seminarios de la universidad, en las sesiones plenarias de los congresos, en el autobús, el avión, el tren, el coche (cuando no conduzco, claro), en el despacho después de comer y antes del café... Vamos, que de un tiempo a esta parte me quedo frita en cualquier sitio. Nunca he tenido problemas de sueño, herencia materna, pero ahora mismo mi tendencia a quedarme dormida aumenta de manera escandalosa. Ya comentaba en un post anterior, que a medida que pasan los años las manías, achaques y arrugas se acentúan. Siempre se dice que cuando te vas haciendo mayor necesitas menos horas de sueño. Yo, soy un bicho raro, con los años necesito más horitas de cama.

Además de dormilona, soy roncadora. Esto... bueno... esto no debería de haberlo dicho que pierdo todo el glamour, pero es verdad, no soy de esas chicas finas que no se oyen cuando duermen. No, yo tengo lo que de manera políticamente correcta se denomina un "respirar fuerte". Antes de que la gente empiece a exagerar y decir cosas del tipo: "yo creía que dormía con un oso", "es que se te oye desde la planta baja", "yo he tenido que dormir con tapones", cosas todas ellas absolutamente falsas, he de aclarar que mis ronquidos surgen cuando duermo panza arriba y, entre otras cosas, me convierte en la roncadora oficial de la playa. Pero eso no es nada, me da un poco de vergüencilla na más. Mi momento tierra trágame fue en clases de yoga hace dos años:
- Ya hemos acabado los ejercicios, procedamos a la relajación (suena música de pajaritos y arroyos).
Para el que no esté puesto en estas lides, la relajación en yoga se hace sobre una esterilla, boca arriba y tapado con una manta. Para colmo, las clases eran justo después de comer.
- Cerramos los ojos, somos conscientes de nuestra respiración profunda. Visualizamos los pulmones llenándose y vaciándose. Nos vamos relajando, notamos como nuestro cuerpo pesa cada vez más, como se hunde en el suelo... (a estas alturas ya no escuchaba del todo a la profesora, era como un susurro en la distancia).
- Notamos como se relajan las piernas, los pies se caen hacia los lados, se abre la boca, cada vez nos hundimos más y más (se abre la boca, se cae la babilla...).

En ese preciso momento surgió mi "respirar fuerte", la risas afloraban a medida que mi respirar ganaba en poderío. Finalmente, una voz firme dijo: "Se acabó la clase". Me despierto feliz, relajada y con 15 personas mirándome fijamente con una sonrisa de oreja a oreja.
Esto me ocurrió en cada una de las clases de yoga. La monitora insistía: "el objetivo de la relajación no es dormirse, pero si a uno le entra el sueño, es tontería que luche contra él". Yo obediente, me dejé llevar sesión tras sesión. Un día me desperté sobresaltada y con voz orgullosa le susurré a un amigo:

- Ja, hoy me he despertado con mi primer ronquido.
- Sí, y con el sexto también…
Resignación, no nací para ser una persona despierta, por lo menos no más de 10 horas al día… y ¡¡¡mira qué hora es!!! Buenas noches me voy a la cama antes de quedarme frita sobre el teclado, que luego me queda la cara cuadriculada... zzz zzz zzz...

Fiebre consumista

No me considero una persona excesivamente consumista, pero tampoco ahorro demasiado. Este aspecto de mi vida debería vigilarlo más, sobre todo teniendo en cuenta que este año me tocará encadenarme a una hipoteca, se acabó el plazo de la cuenta vivienda :-S. Aun así, con al espada de la hipoteca sobre la cabeza, el pasado miércoles sufrí un ataque de fiebre consumista.

La mañana transcurrió normal, pero al mediodía, mientras saboreaba el postre, los del tomate anunciaban: "si quieres que en tu móvil suenen los animales de dos en dos ua ua, envía ANIMALES al 5500." Me encanta ese anuncio, fui una pardilla y en el camino desde el aparcamiento de la Universidad a la Facultad envié ANIMALES al 5500.

Ping, nuevo mensaje: "envía tono, politono o sonitono al 5500". Vale, SONITONO al 5500.
Ping: "envía la marca de tu teléfono móvil al 5500". Me cago en $%&#&$… NOKIA al 5500.
Finalmente me llegó la melodía en mp3 y suena de coña, eso sí, me habré dejado unos 3 o 4 euros en la tontería.

Pasé la tarde entre las clases y mis demostraciones. Finalmente a eso de las siete me fui al centro a comprar un buen moscatel en el Corte Inglés para acompañar el postre en una cenita en casa de Bonnie y Michael Knight. En la entrada del Corte estaba un vendedor de la ONCE, sindicalista, según mi abuela. Yo quería saber si mi cuponazo del 31 de Enero estaba premiado, pero el sindicalista no tenía la lista de premios y me dijo: "yo de ti espabilaba porque el cupón te caduca mañana". Como me daba cosa no comprarle nada le dije: "ya que estamos, dame un cuponazo para el viernes" (2.5 euros).

Me dirigí a la ONCE, en la acera de enfrente calle abajo. En frente de la entrada principal había un kiosco, donde pregunté si era o no la propietaria afortunada del premio gordo. El chico, muy amable, me bajó de las nubes y de nuevo piqué: "vaya, pues dame un rasca de esos" (50 céntimos), el vendedor muy astuto añadió: "¿y no te vas a llevar el cupón especial del día del padre?, puedes ganar un sueldo de 6000 euros durante 25 años"… los ojos me hacían chiribitas pensando en como sería vivir sin preocuparme de una futura hipoteca y… "venga, dame el que más te guste" (4 euros).

Para rematar el día, justo al lado de la ONCE, había una tienda nueva. Entré por curiosidad y allí estaban, esperándome, a mi y a mi tarjeta de crédito: las converse de lunares que llevo dos años buscando… (80 euros). Son mi perdición, lo sé, ¡¡¡ya tengo 4 pares!!!

Y digo yo, el 18 de marzo, cuando esté pegada a la radio, con mis zapatillas de lunares, el cupón en una mano y San Pancracio con el perejil en la otra y sienta ese palpitar acelerado del corazón… ¿qué será? ¿será la ilusión?

Un premio Nobel en Eurovisión

Sé a ciencia cierta que después de leer este post perderé a las fieles visitas que me quedan. Intentaré excusarme, pero es verdad que ninguna excusa vale para describir mi súperplan del sábado noche...

Uno de los muchos inconvenientes de los amores a distancia, sólo 83 km, es que los fines de semana se reparten entre ir a su casa o pasarlos en la mía. Bueno, a decir verdad, pasamos por los dos hogares todos los fines de semana y a final de mes hacemos más kilómetros que Willy Fog. Este sábado tocaba comida familiar en mi casa pero, para la noche nos surgió un gran plan en The Monchlandia: una cena en un buen restaurante con unos muuuy buenos amigos. Cuando llegamos, tras numerosos mal entendidos telefónicos, nos encontramos con la gente cenada y en pijama. Plan B: degustar unos buenos solomillos con los suegros y zapatearnos en el sofá. El frío y el cansancio convirtieron a la tele en el entretenimiento más a mano... Cualquiera que haya intentado ver la tele un sábado noche, se habrá percatado que entretenimiento no es el término más adecuado para definir la programación. Sobre todo cuando es tan tarde que, las películas pasables están todas empezadas y la segunda sesión..., creo que todos sabemos la temática de la segunda sesión. Tras zappear sin éxito, acabamos enganchados al programa de TVE dedicado a escoger la canción que representaría a España en el festival Eurovisión.

Nada más observar al público, la primera palabra que nos venía a la mente y en mayúsculas era ¡SÓRDIDOS! (nosotros no, sólo somos un pelín freaks). El programa lo presentaba Paula Vázquez, que desde que dejó el bikini y salió de la cueva está muy desmejorada, eso sí, lucía un par de pulseras modelo plástico todo a cien que iban de maravilla con el ambiente. Tuvimos la suerte de escuchar las cinco canciones finalistas cantadas por los cinco mejores intérpretes: 4 chicas, dos desafinaban, las otras dos no, y un grupo masculino llamado Nash que pretendía ser un Take That a la española... Las canciones eran: "Busco una chica, looking for a girl", "Reina de la noche, Queen of the night", "tu voz se apagará, ain't gonna be the same", "una lágrima" y "I love you mi vida". Ni me he vuelto loca, ni estoy estudiando traducción e interpretación. Todas las canciones tenían su frasecita en inglés, que viste mucho en Eurovisión y de paso los asistentes pueden corear la mitad del estribillo.

La elección de la tonadilla en cuestión fue mediante votación popular y ¡¡¡por autonomías!!!. El método recordaba a la propia Eurovisión, pero sin el famoso "uayo miní truá pruá". La ganadora fue la menos mala, "I love you mi vida", interpretada por Nash. Apostamos, que no votamos, por ella y acertamos. Ahora sólo queda esperar al 12 de mayo para disfrutar del horterismo, la caspa y los cero points de España en Helsinki. Como decimos los gallegos: ya me tarda...


¿Y lo del premio Nobel?, ¿chaladura pulpera?, ¿una mala digestión de la cena?, podría ser, pero no es el caso. John Forbes Nash (una mente maravillosa) es el único matemático, como una servidora, que ha ganado un premio Nobel, el de Economía. Además, ha sido premiado por sus trabajos en Teoría de Juegos, la disciplina en la que he realizado mi tesis. No, no somos ludópatas, ninguno de los dos, él es esquizofrénico y yo un animal acuático. ¿Se lo imaginan moviendo las caderas al ritmo de "I love you mi vida iiiiiieeeeoooo..."? Esta imagen en mi cabeza antes de acostarme no es una buena semilla para una noche sin pesadillas...

Nota: La foto con Nash nos la sacaron en un congreso en Marsella y la tengo de recuerdo en el despacho.