Ummmm, pupita...

Estoy hecha una piltrafilla. El fin de semana estuve en Oporto, hacía sol pero también mucho frío y, además de la botella de porto lágrima de rigor, me he traído unos cuantos recuerdos que hubiese preferido haber dejado allí. Me caen los mocos, me duele el lado derecho de la garganta al tragar, pero a la vez sufro de una inflamación del lado izquierdo del tiroides, que hace que también me duela la garganta en su otra vertiente. El tratamiento de esta inflamación es con un medicamento llamado prednisona, cuyo principio activo es una cortisona que me baja las defensas. Para rematarla, como tengo las defensas a ras de suelo, lo que empezó siendo un calenturón a causa del frío en el lateral derecho del labio inferior, se ha transformado en un herpes y como sigo tomando la prednisona, el labio superior se ha celado y ha dicho, yo también quiero uno. Por si esto fuese poco, en breve tengo revisión del coche y creo que ya le toca cambio de ruedas. Estos días, yo, mi coche y mi cartera tenemos pupita...

Soy una cantante

y esto unido a lo de ser un ángel me hace irresistible ;-). Lo de ser una cantante es en sentido literal, que nadie piense que soy una tunante y una gambitera que no para por casa.

Me gusta cantar desde siempre. De peque me escogieron para el coro del colegio, no tenía ni tengo buena voz, simplemente no desafinaba demasiado y éramos famosas por ser uno de los coros más numerosos de los colegios de la ciudad. Cuando llegué a BUP lo dejé y me dediqué a cantar en la ducha, mientras estudiaba y a tararear en el transporte público. Pero mi gran reencuentro con la música y el cantar a viva voz ha sido gracias a… ¡¡¡mi coche!!! Sí, desde septiembre del 2000 soy una cantante amateur de casa al trabajo, del trabajo a casa, de visita al mozo y a los amigos... el resto del tiempo lo paso en el trabajo, escribiendo en el blog, comiendo o durmiendo, podría jurar que en algunas de esas tareas canturreo algo por lo bajinis. Creo que incluso mis ronquidos han llegado a tener un toque musical...

Me paso media vida conduciendo, no en vano torturo a mi pobre coche con cerca de 40.000 km anuales, así que eso de cantar en el coche no es poca cosa. Mi problema es que no soy precisamente fan de la música española y tampoco soy un jefa con el inglés, así que hago una mezcla de spanglis y me voy defendiendo a voz en grito por las calles, rotondas, carreteras nacionales y autopistas.

No canto susurrando, no, canto bien alto, así me salen mejor los agudos y el falsete. Juraría que también hago gestos y muecas extrañas para darle más sentimiento a la interpretación, llamando la atención de los coches vecinos en los semáforos y cruces. Toda esa mímica la evito cuando tengo compañía, pero lo de dejar de cantar es superior a mi, en medio de cualquier conversación por muy profunda e interesante que sea, siempre me sale un leve tarareo al ritmo de la radio. No suele parecer mal porque ya me conocen, seguro que si no canturrease pensarían que me ocurre algo raro y digo yo ¿para qué voy a preocupar a los amigos?¿eh? Pues nada, a cantar y a capear el temporal, siento el mal tiempo...

Mi vida secreta

Aunque muchos no lo sepan, en mis ratos libres me dedico a salvar al mundo de todo tipo de catástrofes, para ello me transformo en ¡¡¡Súper-Tocotó!!! La superheroina más importante del universo y alrededores...

Ummmmm, vamos a ver, si es que a lo mejor más de uno se lo habrá creído... anda que... Lo que realmente pasa es que una servidora, de paseo por la blogosfera familiar, se encuentra que su hermano y cuñada se han transformado en un par de superhéroes de impresión y, como yo no soy menos, he accedido a esta página web y me he creado mi propio personaje.

Quería que se pareciese a un pulpo, y casi, le falta solamente un tentáculo. Además la piel verde y mis gafas rojas han quedado perfectos. Igual lo del látigo y la espada sobran, pero me apetecía la apariencia guerrera después de que me dijesen en un comentario que me pareceía a Ctulhu (que da un miedito...)

Animo a todos los visitantes, blogueros o no, a que traten de imaginarse en leotardos y repartiendo sopapos a diestro y siniestro, la máquina de crear superhéores hará el resto...

Ayer comí caquita

Detrás de este título tan escatológico, al más puro estilo Morancos, se esconde la generosidad de mi señora madre que, pensando en un entrante para sus ya famosas albóndigas no se le ocurrió mejor idea que comprar un par de centollos. En la plaza se los vendieron como escogidos y la pescantina fue muy de fiar porque los animalitos estaban exquisitos...

En plena degustación nadie hablaba, no fuera a ser que perdiese bocado y alguien se adelantase y le robase la pata fornida en la que tenía puesto el ojo mientras degustaba un trozo del cuerpo del centollo que se afanaba en escarbar sin dejar ni un hilito de carne y chupándose los dedos después. Pero lo mejor y más repetido de la comida fue: "la caquita está buenísima", "prueba la caquita, pruébala que está fenomenal", "como no apures te quedas sin caquita", "no se os ocurra dejar nada de caquita ¿eh? ¡hay que comérsela toda!"... y podría seguir así, aunque creo que ya sabéis a qué me refiero. Sí, la caquita es esa masa deforme y, en ocasiones suertudas, con corales que queda dentro del caparazón de tan divino animal. Y de nuevo sí, en Galicia, o por lo menos en la provincia de Pontevedra la llamamos así.

Muchos puede que piensen ¡qué asco!, esos, esos los quiero yo como compañeros de mesa en las típicas bodas gallegas, ummmmmmm, ya me estoy relamiendo...

Cachis...

¡Yupi! Estas navidades una amiga de mi madre me ha regalado un gorro. Es la mar de bonito y no me queda nada mal. El problema es que soy muy vergonzosa y tímida y aunque me encantan los sombreros soy incapaz de ponérmelos y salir a la calle sin sonrojarme. Aun por encima el tiempo no ayuda mucho, en las Rias Baixas las temperaturas no son precisamente extremas y para rematarla, dicen en las noticas que el 2007 será el año más caluroso desde 1659. Al final cuando pierda la vergüenza hará calor y cuando de nuevo llegue el frío se habrá pasado de moda mi gorro nuevo... Resignación...

30

¡Qué gran número! Es la media de días de los meses del año, el día después de cobrar la nómina, los minutos que remoloneo en la cama antes de levantarme, mi edad y el porcentaje de años de mi vida que disfruto de la tierna compañía de The Monch. Feliz aniversario neno. ¡¡¡Qué pasa!!! ¿qué soy una cursi? y qué más da, este es mi blog y escribo lo que quiero, y en estos momentos lo que más quiero es seguir aumentando este porcentaje.

Vete a Vejer y piérdete

Hola a todos, ahora que ya se han acabado las fiestas, snif, toca volver al trabajo. No es que haya dejado de hacerlo durante las navidades, pero es que en la facultad no había nadie y con tan poco ambiente de trabajo, una se lo toma todo con muuuucha más calma. Tanta calma que hasta desconecté de ciertas cosas en las que estaba enfrascada antes de los turrones, es decir, estoy un poco perdida con ciertas demostraciones de unos artículos y ni siquiera me he puesto al día con las clases…

Hablando de perderse, es algo que me pone muy nerviosa. Tengo mis manías, como todo el mundo, y lo de estar perdida me molesta sobremanera. Tras el verano del 2004, asocio el verbo perderse al pueblo de Vejer de la Frontera en Cádiz. Vejer es el típico pueblo blanco andaluz, está situado en lo alto de un monte con unas vistas espectaculares del continente vecino, cuando la niebla no lo impide, y a pocos minutos de playas vírgenes como las de El Palmar o Los Caños de Meca.
En realidad, queríamos pasar una semanita en Conil, pero estaba saturado y por proximidad en el mapa acabamos yendo a Vejer, donde , de puro milagro, encontramos alojamiento en Casa Sin Nombre, unos apartamentos regentados por Jane, una inglesa muy amable que casi no hablaba español. Tras efectuar la reserva, Jane nos envió por correo electrónico las instrucciones de cómo llegar al pueblo y cómo localizar la casa, ya que a la vista de las fotos, pueden apreciar que este pueblo es un auténtico laberinto de calles blancas, estrechas y empinadas por las cuales es muy fácil perderse si no tienes unas buenas indicaciones.


Aquí es cuando surge el problema, Jane no sabía nada de español, así que decidió escribir las instrucciones en inglés y después usar un software de traducción muy malvado. El resultado no pudo ser más desastroso, nos explicaba cómo llegar a Vejer en función de si veníamos de Málaga o Sevilla y una vez en Véjer, cómo llegar a la casa. Una mínima aclaración, lo de Pecado Nombre del Casa es la traducción de Casa sin (sin=pecado) Nombre. A continuación los complicados "itinerarios":

Pecado Nombre del casa de los aeropuertos de Málaga/Gibraltar:
Pase Tarifa y las playas windsurfing anchas también en izquierda. Continúe en N340 para cerca de 40 km. Caiga abajo de la colina (debía ser un atajo) con el colmo de Vejer en la ladera a la izquierda. Tome la izquierda siguiente hacia Vejer, dando vuelta a la izquierda encima de la colina en la isla de tráfico. En cerca de 2 kms usted alcanza el parque de coche en su izquierda.

Pecado Nombre del casa de aeropuertos de Sevilla/Jerez: (este fue nuestro recorrido)
Toma E5/NIV hacia Cádiz y Algeciras. Si usted se encuentra en el mismo camino Jerez que bordea en el camino del anillo entra en la misma dirección, pero puede tomar un poco más largo (hombre mucho mejor cuanto más largo...). Nueva muestra en el camino del peaje para Algeciras/Medina Sidonia (A381), ignore y continúa en el camino del peaje hacia Cádiz. Siga las muestras para Algeciras. Deslice el camino sobre N340 hacia Algeciras. Carretera de doble calzada más allá de Chiclana a la derecha. Los cambios a la sola calzada más allá del golf del San Andrés cursan en la derecha - jerarquías de las cigüeñas en izquierda (si alguien es capaz de poner esto en inglés y que tenga sentido, le preparo los espaguetis con almejas). Continúe a lo largo del N340 y usted verá turbinas del viento en una ladera en la su derecha. Lleve la primera derecha del poste indicador Vejer, entonces inmediatamente a la izquierda encima de la colina en la poca isla de tráfico. En 2 kms usted alcanzará el parque de coche en su izquierda.
Con mucha suerte llegamos a Vejer, pero nos quedaba lo peor:

En Vejer debido al laberinto de calles estrechas en la vieja ciudad, algún parque aquí y llama un taxi del quiosco del teléfono enfrente, PERO si usted desea conducir (muy a nuestro pesar deseábamos conducir): Continúe en este camino más allá de la parada en izquierda, tiendas del coche park/bus en la derecha. Lleve a la izquierda en el cruce giratorio con un arco en el centro. No haga caso del camino encima de la colina escarpada a la derecha (ni caso, ni caso...). Guarde en este camino encima de la colina con las opiniones sobre izquierda, tiendas en la derecha. Tome la derecha siguiente por algunos pequeños quioscos que le traigan en Plazuela. Hotel y barra del convento en la derecha. Siga la esta derecha unidireccional del camino - ESTRECHO - con el arco en nuestro pequeño cuadrado del mercado en la su derecha después de cerca de 50 metros. Entonces continúe a lo largo de la calle principal. Lleve a tercera llanura izquierda una pequeña colina un cruce giratorio pequeño. Dé vuelta a la derecha encima de la colina y busque un espacio del estacionamiento hacia la frente de la colina. ¡Casi allí! (menos mal). Parquee y camine al pie de una colina pequeña al izquierdo (una curva de la horquilla). Continúe para arriba. Hay barra Cura a la derecha, MUY barato. La derecha de la vuelta sobre Calle Trafalgar y la casa está sobre el tercero a la derecha. Ayudaremos con el equipaje etc. en caso de necesidad. Esta manera es un pedacito más de largo, pero un camino ahora se cierra para que los cafés y las barras pongan las tablas y las sillas hacia fuera. Llámenos por favor si usted consigue perdido o necesita una mano con equipaje.

En nuestra desesperación, aparcamos donde pudimos, encontramos una oficina de turismo y con la ayuda de un mapa, pero no sin dificultad, llegamos a la casa. Jane nos explicó amablemente en la terraza de la casa, desde donde se divisaba el coche, cómo llegar y dónde aparcar. El resto de la semana fue increíble, playas de ensueño, una comida exquisita y sol en abundancia para recargar pilas. Volveremos... y tanto que volveremos.

El ogro es ginecólogo

Hacía más de tres años que no lo visitaba y mi amiga enfermera no paraba de recordármelo. "Ya, ya lo sé, hay que ir una vez al año, pero es que me da una pereza" respondía. Realmente, pereza no es la palabra. Todo el que haya visto la camilla de un ginecólogo me entenderá perfectamente.

Dado que no me decidía y como ella estaba trabajando en ese momento en planificación familiar, sin mediar palabra me pidió cita para la semana siguiente con una advertencia: "he concertado la cita con el Dr. Fulano, es más seco que el Dr. Mengano, pero hace mejor las exploraciones y yo creo que es más de fiar."


Quedamos y fuimos juntas hacia la consulta, no había nadie en la sala de espera, cosa rara en la sanidad pública y nos llamaron nada más llegar.

Dr. Fulano: "Buenos días, dígame señorita ¿a usted no la han llamado para anular la cita de hoy?" (ya asomaba el temido carácter seco del doctor)
Tocotó: "Pues no" (iba asomando mi escudo defensivo)
Dr. Fulano: "¡Qué raro!, han avisado a todos los pacientes de hoy" (tonillo irónico)
Tocotó: "¡Ah! Puede ser, es que estos días no estamos en la ciudad, con el buen tiempo nos hemos ido unas semanitas a la playa" (la sonrisa amable no conmovía al doctor que me miraba incrédulo)
Dr. Fulano: "Pues es usted la única paciente del día" (se frotaba la frente malhumorado)
Tocotó: "Lo siento muchísimo, si quiere vengo otro día..." (aunque no tenía culpa, me puse roja hasta las orejas)
Dr. Fulano: "No, no , ya la atiendo hoy..."
Tras tan buena introducción, ya deduje que el Dr. Fulano me odiaba a muerte por fastidiarle su día libre y estaba claro que el resto de la consulta sería en el mismo tono. Comenzó el cuestionario:

Dr. Fulano: "Fecha de la última regla"
Tocotó: (seria y roja como nunca) "Hace dos semanas"
Dr. Fulano: "Fecha exacta de la última regla" (repitió subiendo el tono de voz a la vez que me acercaba de un empujón un calendario de mesa)
Tocotó: "Ehhh, ummm, vamos a ver ¿qué día es hoy…? Pues fue…, ummmm, a ver..." (con los nervios no encontraba el día exacto y rápidamente escribió un hiriente no sabe con mayúsculas. Si me hubiese dejado 10 segundos más. Mis nervios se descontrolaban)
Dr. Fulano: "¿Relaciones normales?"
Tocotó: "El domingo" (contesté en 3 micras de segundo con una mirada victoriosa, seguro que otras no le contestaban tan rápido...)
Dr. Fulano: "¿Relaciones normales?" (el tono de voz se incrementaba sospechosamente)
Tocotó: "El domingo, el domingo…" (repetía incansable)
Dr. Fulano: “Que si sus relaciones son normales señorita”
Tocotó: “Sí…” (sin comentarios…)
El resto de la consulta fue lo habitual, lo que sucede en esa camilla tan poco ergonómica, y es obvio que no daré detalles. Ya hace tiempo de esa visita y va tocando una nueva revisión. Lo que está clarísimo es que llevaré todas las fechas bien memorizadas y que no pienso volver a ver al Dr. Fulano . Ahora lo único que me falta son las ganas y el valor para levantar el teléfono y pedir cita.