A gozar

Se abre el telón, sobre un fondo de playa de isla desierta con palmeras aparece el artista. Lleva un vestido blanco con lunares rojos, muy corto, y con un cancán en tul rojo para darle vuelo a la falda. De fondo se escucha a la difunta Rocío Dúrcal con su archifamoso "más bonita que ninguna" y como el mejor de los homenajes, el artista se entrega al playback con un fervor inusitado.

Llega el estribillo: "más boniiiitaaaaaa que ninguuuuunaaaaa, más boniiiitaaaa que ninguuuuunaaaaa..." girando sobre si mismo la falda se sube con el vuelo y nos muestra sus encantos apuntando a cada uno de los espectadores con su miembro viril. Más bonita que ninguna... ¡¡¡y larga!!!

Menudo descubrimiento el café cantante El Plata de Zaragoza: striptease y jotas, y hasta aquí puedo leer.

As bolas do Dragón


He comprado unos botines rojos de Piccoro, The Monch me ha lanzado una onda vital pero la he frenado con mi rayo maléfico. Ahora toca barrer los cristales de la puerta de la cocina. Tener superpoderes es lo que tiene...

Crisis a la gallega

Se acabó el estar escondido detrás de las rocas, por fin una temporada de descanso. Los gallegos cambian sus costumbres culinarias.


Algo bueno tenía que tener la crisis.

Venta agresiva

Dado que estamos de reformas y vamos a cambiar por completo la cocina, el fin de semana pasado, al pasar al lado de la tienda de electrodomésticos Opportunity Contokes, podríamos decir que el coche aparcó solo y una fuerza sobrenatural nos impulsó hacia su interior. La simple pregunta de "¿Tenéis combis inox de 70cm de ancho?" dio lugar a conversaciones con el vendedor dignas de estar en el decálogo de '¡Así no se vende, coño!'. A continuación transcribo algunas de ellas:

- Tocotó: Verás, el combi no va a ir integrado en un mueble, así que si tiene un "toque" tiene es que estar en el lado izquierdo que es el que no se ve.
- Vendedor: Pues vamos a ver como están estos combis de aquí...
Acto seguido se dedicó a separar los combis de la pared a base de golpes varios para buscar las faltas y después volvió recolocarlos a base de fuerza bruta haciéndolos chocar unos contra otros. Siempre he escuchado que las neveras son delicadas y conviene no menearlas demasiado... así que si alguno se la compra en Contokes, que tenga en cuenta que mejor no enchufar la nevera hasta pasadas unas semanas para que la pobre se desestrese...

Tras ver los combis de 70cm de ancho...
- The Monch: ¿Y no los tenéis de 75cm?
- Vendedor: ¿Has visto alguno?¿Lo has visto? No, ¿verdad? Pues ¡¡¡por qué no los hay!!! (el de la foto, posiblemente el que compremos, es de 75cm)

- Tocotó: Nos han dicho que mejor que sea no frost sólo en el congelador que sino reseca mucho la comida.
- Vendedor: ¿Quién te ha dicho eso?
- Tocotó: Eh... (miedito)
- Vendedor: Que ¡quién te ha dicho eso!
- Tocotó: Un amigo...
- Vendedor: Claro que reseca la comida, pero es que la comida hay que taparla! Porque si dejas un pescado en la nevera dos días sin tapar y se lo pones a tu marido, ¡lo tumbas! -y aclaró- al marido, no al pescado.

- The Monch: ¿Y un lavavajillas integrable?
- Vendedor: Ya que estáis de reformas, que os pongan la encimera más alta y os lleváis este que es dos centímetros más alto y tiene más capacidad.
- Tocotó: No, no nos va a entrar, la encimera es alta pero porque es muy ancha...
- Vendedor: Pues yo puse en mi casa una encimera de un metro de alto y corto la comida así (imagínense a metro noventa de carne con ojos haciendo los gestos de picar verdura)
- Tocotó: Hombre, pero tú eres muy alto.
- Vendedor: Pues la chavala no llega al metro sesenta, pero que se apañe con lo que hay.

Podría seguir hasta la saciedad con múltiples perlas de tan insigne personaje, pero mejor no alargar el post. Dejo libertad a The Monch para que se explaye en los comentarios. Sólo decir que entremedias de la conversación cada poco decía: "pero claro, lo que veis aquí ahora, igual mañana no está, si queréis se os puede reservar, pero tenéis que pagarlo claro, hay que dejarlo pagado". No sé si le funcionará el sistema de venta, igual el apabullar a los pobres compradores infla su nómina a fin de mes, pero está muy claro que no acosta de las nuestras.

Evolución

Igual que Don Redondo ha evolucionado a Mundialito o Foquiño a pasado a ser Foquiño lindísimo, adentrarme en el misterioso mundo de las reformas ha provocado que mi persona haya evolucionado de manera extraña hacia un ser diferente que:

1. Compra revistas de decoración de manera compulsiva. He llegado a comprar la misma dos veces por error.

2. Se ha sumergido en el mundo picasa para mantener informado a todo el mundo de los destrozos del piso.

3. Es incapaz de no introducir en cualquier conversación una alusión a la marcha de la reforma:
- Pues se compró un abrigo rojo muy chulo.
- ¡Qué casualidad! nosotros hemos escogido el suelo del aseo en un tono rojo teja muy chulo, acompañado de unos azulejos en rojo, gris y blanco para la ducha, aquí mismo tengo las muestras... ups, perdón.

- Estoy deseando que llegue el fin de semana para descansar, llevo una semana horrible.
- Y yo, esta semana no han hecho nada, y en cambio la pasada ya arrancaron todo el alicatado y desencombraron, estoy deseando que sea lunes para pasarme por la obra a ver los avances... ups, perdón.

- Aun no sé que hacer con este artículo, ¿a qué revista lo envio?
- Pues anda que yo... miedo me da cuando tenga que escoger la pintura para las paredes, con lo que nos ha costado decidirnos por los tiradores de la cocina... ups, perdón.

4. Lleva constantemente un metro en el bolso y lo saca en décimas de segundo en cualquier ocasión, ya sea para medir paredes, muebles o la distancia que ha de haber entre la mesa y la pared para levantarse cómodamente de la silla.

5. Y como no, escribe un post sobre su reforma con una "bella" foto del antes y el durante de la cocina en el encabezado y una foto de lo que esperamos ver en unos meses como cierre.

Una desventaja


(Del taller a casa...)

- Pues que día malo que hace ¿verdad?
- Sí, menuda primavera que tenemos, ahora sí que estarán los embalses a rebosar.
- A ver si se pone bueno pronto, bueno, cuéntame que pasó con el coche.
- Pues nos íbamos a Vilagarcía y en lugar de arrancar aquello sonaba como una castañuela.
- ¿Sabes arrancarlo con las pinzas?
- No me atrevo, a ver si acabamos con los dos coches en el taller.

(...)

- Yo ya estoy jubilado, ahora lo lleva todo mi hija, le encanta el taller, ya de siempre le gustó conducir y todo lo relacionado con los coches... Muchas veces se va con el marido a Portugal, les encanta, a mi en cambio no me gusta mucho la comida portuguesa.
- ¿Qué me dice! Con lo rico que está allí el bacalao, lo preparan de maravilla en cualquier sitio de mala muerte.
- No sé, será manía mía, en cambio a ellos les encanta.
- Ahora todo el mundo va mucho a Portugal por Ikea.
- Sí, mi hija alquiló una furgoneta donde mi sobrino, que trabaja en Europcar, y se trajeron un montón de muebles. Me costó un poco montar el primero pero luego ya conocía bien todos los tornillos y es muy fácil, además están muy bien de precio.
- Pues un amigo mío pagó para que se los llevasen a casa y yo creo que esos 200€ compensaron el alquilar la furgoneta y sobre todo el cargar los muebles...
- Es verdad, porque mi hija, vive en una casa antigua y es un tercero sin ascensor, yo les quería ayudar, pero sólo se los bajaba de la furgoneta y el marido los subía al piso, es que está en forma. Antes hacía taekwondo, así se conocieron, en el gimnasio.

(...)

- Vaya, pues parece que con las pinzas ya arranca, así que ahora volvemos a tu trabajo y ya me lo llevo yo al taller.
- Lo que pasa es que igual voy a recoger el coche un poco tarde...
- No pasa nada, hablas con mi hija y a ella no le importa esperar. Como no tiene hijos y le gusta el taller... A veces tengo que estar encima de ella para que se marche y me dice: "ya cocina la cena mi marido", porque ahora las cosas han cambiado, para bien ¿eh? para bien...
- ¿Y su otra hija tiene hijos?
- Que va, no me dan nietos ninguna de las dos, la pequeña ni siquiera tiene novio. Ni tiempo tiene, es juez y tiene la casa llena de libros en estanterías de Ikea. Mi mujer me dice que en un día le va a decir algo a la mayor, pero yo le digo que la deje tranquila... que en esas cosas es mejor no meterse.
- Pues tiene toda la razón, a mi mi abuelo me trae la cabeza loca con eso de que no llegará a conecer a sus biznietos... Vaya, ya llegamos. Por la tarde me paso a recogerlo. Muchas gracias por todo.
- Me alegro.

Cuando viva en el centro, me perderé la mitad de estas conversaciones, alguna desventaja tenía que tener abandonar la periferia ¿no?

¡Aleluya!

Ya lo notaba ayer por la mañana, la yema de mi dedo gordo ya anunciaba su salida inminente, sí, ahí estaba el pelo cabujero asomando en la punta de la barbilla… Ya es habitual que me salgan este tipo de pelos de suegra, pero este era diferente, era blanco. A lo largo del día crecía más rápido de lo normal, cuando llegué a casa lo arranqué de un tirón rápido y limpio, pero… esta mañana ahí estaba acechante de nuevo, saliendo con más ímpetu, pero era incapaz de arrancarlo, demasiado corto pensé, pero cuando llegue la tarde te vas a enterar, correrás la misma suerte que tu antecesor. Al poco tiempo, mientras me lavaba los dientes sonó el teléfono:

-"Sí, ya han llegado, puede pasar a recogerlas cuando quiera".

Tantos meses esperándolas y ahí estaban a escasos metros de casa. Desde el 27 de Diciembre The Monch y yo nos preguntábamos si se habrían olvidado de nosotros, si estaríamos desprotegidos durante mucho más tiempo, pero no, ya estaban aquí: habían llegado las sagradas escrituras (del piso y la hipoteca).

No me importa ese pelo blanco que crece sin cesar en mi barbilla, no me importa si me salen algunos más, por fin tenemos un tomo y una página en el registro y la devolución de los escasos restos de la provisión de fondos. Con mis sagradas escrituras en una mano y la mano de The Monch en la otra, voy a separar las aguas de la ría e ir paseando a Cangas.

Lágrimas, rojeces y cabestros

Aunque tarde en escribir, no me diréis que el título del post no incita a la lectura. La verdad es que sólo quería comentar un par de cosillas que me han pasado últimamente.

Lágrimas y rojeces podríamos decir que es algo propio de mi persona, no se trata de depresión y cuperosis, simplemente cada día soy más llorona y me sonrojo con más facilidad, ya se sabe, con los años todo se acentúa como las patas de gallo y la celulitis.

Hace poco que he conseguido una plaza permanente en la universidad. El jueves pasado firmaba el contrato con una sonrisa en la oreja hablando sin cesar de la alegría que me producía aquel momento a una administrativa que con una media sonrisa no hacía más que señalar con su índice el lugar exacto donde garabatear mi firma. Por la noche, ya en casa, me puse a llorar y a sonarme desconsoladamente recordando los malos momentos por los que hemos pasado los contratados año tras año, con la incertidumbre de quedarnos sin trabajo sin más experiencia laboral que unas cuantas clases.

¿Y las rojeces? ¿y los cabestros?. Todo esto tiene que ver con mi querido Vicisitud, uno de los montadores de la polémica y exitosa Sin tetas no hay paraíso. Todo el mundo sabe que el protagonista de esta serie ha descontrolado las hormonas del 90% de las españolas de todas las edades. Admito que es un buen mozo, un buen cabestro, aunque no es mi tipo. La cosa es que este fin de semana Vicisitud visitó a su familia en tierras gallegas y trajo este regalito para su querida hermana: "esto por tu plaza, o porque sí, qué coño!". Cuando vi ese: "Tocotó! cariño!, no veas como me cuida tu hermano cada vez que monta una secuencia. Todos los besos que quieras... pa ti. Miguel". Me puse de todos los colores, ¡qué vergüenza! aunque, por otro lado... ¡la de envidias que voy a despertar!
Mañana mismo cuelgo el autógrafo en el despacho al lado del cartel del chiki chiki. A sufrir alumnas y profesoras que el cabestro me da todos los besos que quiera, ¡¡¡pa mi!!!.

Posesión electoral

Tras el paso de las elecciones y la insufrible campaña de rigor, voy a relatar como la política nos poseyó en dos momentos de nuestra vida en común.

25 de FEBRERO: Primer debate electoral.

The Monch: Y ahora vamos a debatir los dos.
Tocotó: Pero ¿qué dices? ¿debatir nosotros?
The Monch: (seriedad inusual) Sí y que sepa usted que ya estoy harto de que vaya dejando sus pelos por toda la casa.
Tocotó: Perdone, pero esta usted faltan...
The Monch: No, no, usted, usted, usted (señalando amenazadoramente con el índice)
Tocotó: Déjeme hablar, que sepa que es usted el que va dejan...
The Monch: No, no, usted, usted, usted
Tocotó: Así no se puede debatir, además ¿de dónde has sacado ese tema de los pelos?
The Monch: Es que no se me ocurría nada que no me gustase de ti y es lo primero que me ha venido a la cabeza.
Tocotó: Ah... (suspiro tontito)

11 de MARZO: Comparecencia de Rajoy.

The Monch se mete en la cama, se tumba boca abajo y hace un gurruño con la almohada. Una vez acomodado, a modo de buenas noches, dice:

The Monch: Le informo que voy a dormir con todo mi equipo, tengo mi programa preparado, sé lo que quiero. Que sepa que cualquiera puede dormir con su equipo, pues así está escrito en el estatuto de la cama. Esto es lo que hay.
Tocotó: ¿Ein?¿Cómorl?
The Monch: Hasta mañana guapa.

Ahora lo tengo en periodo de desintoxicación y la medicación está siendo todo un éxito, hasta me está preparando una tortillaza para la cena... hummmm.

Estable

No sé si me puede considerar una persona estable. Muchos de mis amigos dirán que no porque me tachan de cabra loca. Nada más lejos de la realidad, lo que pasa es que no saben reconocer mi imaginación desbordante y la velocidad supersónica de mi neurona, velocidad, por cierto, muy superior a la de mi lengua muy a mi pesar... (lean esto). Puede que al final tengan razón, pero mi locura es llevadera y provoca grandes momentos de jolgorrio y diversión popular. Podríamos enumerar alguno:

- En los 80, mientras estábamos a remojo en una piscina, Pingo me dice: "¿nos tiramos?" a lo que yo respondo de manera automática: "¿a quién?". Aun no entiendo como alcancé a decir semejante cosa, si a aquella edad creo que aun tenía las muñecas en el armario. La cara que se le quedó era indescriptible...

- En la universidad no mejoré demasiado. Burbuja, mi dentista en la actualidad, por aquel entonces hacía prácticas en mis fauces, tuvo que sufrir grandes momentos nescafé: "¡Vaya, cómo tienes las hermafroditas!, ay no, las albóndigas" (hermafroditas=albóndigas=orquídeas), o aquella famosa conversación de:

Burbuja (barajando las cartas): ¿Tute?
Tocotó: ¿Yo qué?
Burbuja (medio sonriendo): ¿Tute?
Tocotó (preocupada): ¿Yo... qué?!
creo que no tengo que continuar la conversación...

- Más adelante, cuando vivía con Foquiño lindísimo, mientras ella estudiaba placenteramente en su habitación, tras escuchar el gritó de "¡salsé!", giró la cabeza y me encontró ejecutando un paso de aeróbic dando botes por el pasillo como poseída, no vio como me pisaba mi propio pie, pero sí que me vio mirándola fijamente con cara de susto, girando sobre mi eje y empotrándome contra la pared. Incauta, pensaba que era parte de mi coreografía particular. De ahí que piense que estoy loca. Como el día que salía de casa llevando el mando a distancia en lugar del teléfono móvil...

Vaya, rememorando estos momentos, entre otros muchos, me doy cuenta que puede que mis amigos tengan razón. Muy estable no soy, pero ya aviso que es sólo cuestión de días. Sí, sí, en 20 días a lo sumo me estabilizo en el trabajo, por fin tendré un contrato indefinido en la universidad donde trabajo. No sé si esa estabilidad alcanzará a otros ámbitos además del laboral, es más, no sé si la gente querrá realmente que los alcance, lo que sí que está claro es que empezaré el mes de abril con una sonrisa de oreja a oreja y una buena borrachera.

Reformas

Este palabro es el causante del abandono de este blog. En realidad se trata de las reformas unidas a mi pereza habitual que ya por todos es conocida y que Bliss me recordaba en el anterior post. Sí, soy vagonetas y perezosa y cuanto más tiempo paso sin escribir, más me cuesta ponerme a ello. En mi caso particular, debería de añadir a todo esto un grave problema de oportunidad ya que las ideas graciosas y la redacción original se me ocurre cuando estoy conduciendo, haciendo una demostración, a punto de quedarme dormida, en medio de una charla con los amigos y claro, no vas a decir: "uy, perdón, es que me ha venido la musa y tengo que irme", "¿la musa? ¿te ha bajado la regla o qué? ¿de qué coño estás hablando?" Os podréis imaginar las caras de estupefacción de la gente ante semejante salida... No, me tengo que controlar y pensar "cuando llegue a casa me pongo a ello". Pero cuando llego a casa... ay... al arrivare a casa... sólo me apetece el sofá y no soy capaz de escribir ni un sólo párrafo.

Pero además de la pereza y la falta de oportunidad, ¿qué es eso de que el causante de este abandono bloguero sean las reformas?. Recordáis, ya hace muchos meses, cuando estábamos buscando piso y nuestras condiciones despertaban las risas de todos los agentes inmobiliarios de la ciudad?, pues al final, encontramos lo que queríamos, en el precio que nos podíamos permitir, en la zona deseaba y con dos plazas de garaje, y todo ello en el plazo de mes y medio y tras visitar más de 35 pisos. Ahora bien, el piso es de segunda mano y los señores que invirtieron allí 25 años de su vida y grandes cantidades de dinero, tenían un gusto un tanto particular, lo que significa que tenemos que hacer reformas.... muuuchas reformas: cambiar baños y cocina, alisar paredes, rebarnizar las puertas, acuchillar el parqué y cambiar toda la instalación electrica. Podría explicarlo en más detalle, hasta indicaros con los ojos cerrados y de manera milimetrada donde irían todos los puntos de lúz y los enchufes, pero creo que tras repetirlo 7 veces a las empresas que van a darnos un presupuesto de la obra, soltar aquí tremendo rollo no podría sino ser perjudicial para mi salud mental que ya está bastante tocada.

Iré informando de todos los cambios del pisín y de los sustos que nos darán las constructoras. No prometo escribir un post al día, y eso que estos días las promesas salen de debajo de las piedras, pero intentaré domesticar a la musa y mantener mi pereza un poquito más a raya.