Sr. Anónimo: "¿Cómo fue el examen de inglés?"Como se pueden imaginar, aprobé, pero por los pelos ¿eh? Más tarde me enteré que el Sr. Anónimo siempre gana sus apuestas, así que supongo que no picaré la próxima vez o mejor aun, apostaré cosas del tipo "¿a que no me toca la lotería?"... En cuanto a la cena, yo creía que sería ir a un restaurante, pagar la cuenta y punto, pero las condiciones resultaron ser muy diferentes...
Tocotó: "No sé, creo que suspenderé, lo de redactar no es lo mío..."
Sr. Anónimo: "Seguro que apruebas, ¿apostamos una cena?"
Tocotó: "Hecho"
Sr. Anónimo: "Yo pongo la casa, tú llevas a The Monch, invitamos a los otros dos solteros y TÚ nos preparas la cena"Solamente una vez he cocinado para alguien, para The Monch, una carne estofada al coñac receta de mi santa madre. Y como salió todo muy bien decidí recurrir al mismo método, es decir, ¡¡¡SOCORRO MAMÁ!!!. Decidimos, ella y yo, preparar espaguetis con almejas y como siempre, antes de una buena obra, siempre hay un ensayo general.
Tocotó: "Ehhhh, pasopalabra... vale"
Una semana antes compramos los ingredientes y cocinamos tan suculento plato. Mientras se pochaba la cebolla, The Monch tomaba apuntes muy detallados de cada uno de los pasos, aunque a veces entender las instrucciones maternas sea complicado:
Tocotó: "¿Cuánto aceite echo?"Finalmente conseguí que me diese cantidades y tiempos casi exactos de cocción que apuntamos con detalle: "el aceite que cubra el fondo de la tartera", "20 minutos haciendo chop chop", "echas las almejas y esperas 5 minutos"...
Mamá: "Lo que veas"
Tocotó: "¿y el tomate?"
Mamá: "lo que te pida"
Cuando llegó el gran día, llevé todos los ingredientes y seguí todos los pasos mejor que los de mira quien baila. Creo que el resultado fue bueno, o eso decían los comensales. Cabe pensar que los amigos no te van a desmoralizar criticando tu segunda comida en 30 años, pero es que ¡¡¡repitieron!!!. Sólo quedó un poco al fondo de la tartera, la famosa vergüenza del gallego. Lo mejor, la frase de The Monch: "Yo no noto diferencia con los que prepara tu madre". Noté como afloraba una lágrima de la emoción, pero me aguanté, agarré fuerte mi copa de Coto de Imaz, bebí un sorbo y me sonrojé.