
Hace unos años me comentaron, "la gente no te toma en serio con un pingo" y digo yo ¿qué importa que te tomen en serio o no cuando conduces el vehículo más redondo del mercado? Sí, redondo: la carrocería redonda, los faros redondos, los puntos gordos amarillos que te indicaban el estado del depósito de combustible... Pero con los años Pingo, dejó de tener un motor redondo y empezó con los achaques propios de la edad, que si la batería, el cambio de marchas... tanta marcha tenía que hasta le empezaron a fallar los frenos. Con dolor de corazón su dueña se lo dejó a la Renault con los papeles de donación de piezas en toda regla y nosotros todavía lo echamos de menos.
Pingo tenía una conductora enfermera, dos pedales, tres puertas, cuatro plazas y ahora… un sucesor cinco estrellas.