Posesión electoral

Tras el paso de las elecciones y la insufrible campaña de rigor, voy a relatar como la política nos poseyó en dos momentos de nuestra vida en común.

25 de FEBRERO: Primer debate electoral.

The Monch: Y ahora vamos a debatir los dos.
Tocotó: Pero ¿qué dices? ¿debatir nosotros?
The Monch: (seriedad inusual) Sí y que sepa usted que ya estoy harto de que vaya dejando sus pelos por toda la casa.
Tocotó: Perdone, pero esta usted faltan...
The Monch: No, no, usted, usted, usted (señalando amenazadoramente con el índice)
Tocotó: Déjeme hablar, que sepa que es usted el que va dejan...
The Monch: No, no, usted, usted, usted
Tocotó: Así no se puede debatir, además ¿de dónde has sacado ese tema de los pelos?
The Monch: Es que no se me ocurría nada que no me gustase de ti y es lo primero que me ha venido a la cabeza.
Tocotó: Ah... (suspiro tontito)

11 de MARZO: Comparecencia de Rajoy.

The Monch se mete en la cama, se tumba boca abajo y hace un gurruño con la almohada. Una vez acomodado, a modo de buenas noches, dice:

The Monch: Le informo que voy a dormir con todo mi equipo, tengo mi programa preparado, sé lo que quiero. Que sepa que cualquiera puede dormir con su equipo, pues así está escrito en el estatuto de la cama. Esto es lo que hay.
Tocotó: ¿Ein?¿Cómorl?
The Monch: Hasta mañana guapa.

Ahora lo tengo en periodo de desintoxicación y la medicación está siendo todo un éxito, hasta me está preparando una tortillaza para la cena... hummmm.

Estable

No sé si me puede considerar una persona estable. Muchos de mis amigos dirán que no porque me tachan de cabra loca. Nada más lejos de la realidad, lo que pasa es que no saben reconocer mi imaginación desbordante y la velocidad supersónica de mi neurona, velocidad, por cierto, muy superior a la de mi lengua muy a mi pesar... (lean esto). Puede que al final tengan razón, pero mi locura es llevadera y provoca grandes momentos de jolgorrio y diversión popular. Podríamos enumerar alguno:

- En los 80, mientras estábamos a remojo en una piscina, Pingo me dice: "¿nos tiramos?" a lo que yo respondo de manera automática: "¿a quién?". Aun no entiendo como alcancé a decir semejante cosa, si a aquella edad creo que aun tenía las muñecas en el armario. La cara que se le quedó era indescriptible...

- En la universidad no mejoré demasiado. Burbuja, mi dentista en la actualidad, por aquel entonces hacía prácticas en mis fauces, tuvo que sufrir grandes momentos nescafé: "¡Vaya, cómo tienes las hermafroditas!, ay no, las albóndigas" (hermafroditas=albóndigas=orquídeas), o aquella famosa conversación de:

Burbuja (barajando las cartas): ¿Tute?
Tocotó: ¿Yo qué?
Burbuja (medio sonriendo): ¿Tute?
Tocotó (preocupada): ¿Yo... qué?!
creo que no tengo que continuar la conversación...

- Más adelante, cuando vivía con Foquiño lindísimo, mientras ella estudiaba placenteramente en su habitación, tras escuchar el gritó de "¡salsé!", giró la cabeza y me encontró ejecutando un paso de aeróbic dando botes por el pasillo como poseída, no vio como me pisaba mi propio pie, pero sí que me vio mirándola fijamente con cara de susto, girando sobre mi eje y empotrándome contra la pared. Incauta, pensaba que era parte de mi coreografía particular. De ahí que piense que estoy loca. Como el día que salía de casa llevando el mando a distancia en lugar del teléfono móvil...

Vaya, rememorando estos momentos, entre otros muchos, me doy cuenta que puede que mis amigos tengan razón. Muy estable no soy, pero ya aviso que es sólo cuestión de días. Sí, sí, en 20 días a lo sumo me estabilizo en el trabajo, por fin tendré un contrato indefinido en la universidad donde trabajo. No sé si esa estabilidad alcanzará a otros ámbitos además del laboral, es más, no sé si la gente querrá realmente que los alcance, lo que sí que está claro es que empezaré el mes de abril con una sonrisa de oreja a oreja y una buena borrachera.

Reformas

Este palabro es el causante del abandono de este blog. En realidad se trata de las reformas unidas a mi pereza habitual que ya por todos es conocida y que Bliss me recordaba en el anterior post. Sí, soy vagonetas y perezosa y cuanto más tiempo paso sin escribir, más me cuesta ponerme a ello. En mi caso particular, debería de añadir a todo esto un grave problema de oportunidad ya que las ideas graciosas y la redacción original se me ocurre cuando estoy conduciendo, haciendo una demostración, a punto de quedarme dormida, en medio de una charla con los amigos y claro, no vas a decir: "uy, perdón, es que me ha venido la musa y tengo que irme", "¿la musa? ¿te ha bajado la regla o qué? ¿de qué coño estás hablando?" Os podréis imaginar las caras de estupefacción de la gente ante semejante salida... No, me tengo que controlar y pensar "cuando llegue a casa me pongo a ello". Pero cuando llego a casa... ay... al arrivare a casa... sólo me apetece el sofá y no soy capaz de escribir ni un sólo párrafo.

Pero además de la pereza y la falta de oportunidad, ¿qué es eso de que el causante de este abandono bloguero sean las reformas?. Recordáis, ya hace muchos meses, cuando estábamos buscando piso y nuestras condiciones despertaban las risas de todos los agentes inmobiliarios de la ciudad?, pues al final, encontramos lo que queríamos, en el precio que nos podíamos permitir, en la zona deseaba y con dos plazas de garaje, y todo ello en el plazo de mes y medio y tras visitar más de 35 pisos. Ahora bien, el piso es de segunda mano y los señores que invirtieron allí 25 años de su vida y grandes cantidades de dinero, tenían un gusto un tanto particular, lo que significa que tenemos que hacer reformas.... muuuchas reformas: cambiar baños y cocina, alisar paredes, rebarnizar las puertas, acuchillar el parqué y cambiar toda la instalación electrica. Podría explicarlo en más detalle, hasta indicaros con los ojos cerrados y de manera milimetrada donde irían todos los puntos de lúz y los enchufes, pero creo que tras repetirlo 7 veces a las empresas que van a darnos un presupuesto de la obra, soltar aquí tremendo rollo no podría sino ser perjudicial para mi salud mental que ya está bastante tocada.

Iré informando de todos los cambios del pisín y de los sustos que nos darán las constructoras. No prometo escribir un post al día, y eso que estos días las promesas salen de debajo de las piedras, pero intentaré domesticar a la musa y mantener mi pereza un poquito más a raya.