Ayer comí caquita

Detrás de este título tan escatológico, al más puro estilo Morancos, se esconde la generosidad de mi señora madre que, pensando en un entrante para sus ya famosas albóndigas no se le ocurrió mejor idea que comprar un par de centollos. En la plaza se los vendieron como escogidos y la pescantina fue muy de fiar porque los animalitos estaban exquisitos...

En plena degustación nadie hablaba, no fuera a ser que perdiese bocado y alguien se adelantase y le robase la pata fornida en la que tenía puesto el ojo mientras degustaba un trozo del cuerpo del centollo que se afanaba en escarbar sin dejar ni un hilito de carne y chupándose los dedos después. Pero lo mejor y más repetido de la comida fue: "la caquita está buenísima", "prueba la caquita, pruébala que está fenomenal", "como no apures te quedas sin caquita", "no se os ocurra dejar nada de caquita ¿eh? ¡hay que comérsela toda!"... y podría seguir así, aunque creo que ya sabéis a qué me refiero. Sí, la caquita es esa masa deforme y, en ocasiones suertudas, con corales que queda dentro del caparazón de tan divino animal. Y de nuevo sí, en Galicia, o por lo menos en la provincia de Pontevedra la llamamos así.

Muchos puede que piensen ¡qué asco!, esos, esos los quiero yo como compañeros de mesa en las típicas bodas gallegas, ummmmmmm, ya me estoy relamiendo...

9 comentarios:

Petete dijo...

Más que rica está esa caquita. Eso sí, yo nunca le llamaría así, porque a la gente un tanto escrupulosa le estamos haciendo un flaco favor, nunca sabrán lo que se pierden...Aunque ahora que lo pienso..., en alguna que otra comilona, no estaría mal que hubiese quién renunciase a semejante manjar...

Zebedeo dijo...

Aunque no soy mucho de caquitas, la del centollo no la perdono, yo incluso cojo el pan y dejo el cacho más seco que el cerebro de un concursante de gran hermano. Así que, lo siento, yo no sería un buen compañero de mesa en una boda (a menos que haiga muchos cachos, claro) :-)

Zebedeo dijo...

Acabo de leer tu comentario del otro post, y sí me gusta la cocina, aunque no soy de Pontevedra, ya sería la repera (o pera al cuadrado) que me conocieras. Si adivinas de donde soy es que me conoces. Un brindis con vodka (por si acaso) :-)

laonza dijo...

TOCOTÓ QUIERO APRENDER A COMER D ESO!!!! UHMMM SUENA BIEN DE VERDAD ... en mi tierra hay comida que por los nombres no te atreverías a comerlas pero te puedes llevar una sorpresa...
majarete, tripas de madre perla, rompecolchon, yoyos, etc etc... besos y gracias por tu comentario en mi post me gusto mucho ...besos

Tocotó dijo...

Laonza, yo me animo a probar de todo, aunque eso del rompecolchón más parece sacado del kamasutra que de un libro de recetas, ¿o es que acaso provoca unos gases horrorosos?

Zebedeo, ni idea, no te conozco, pero me apunto al brindis... En cuanto al centollo, espero que nunca coincidamos en la misma mesa ;-)

Vicisitud y Sordidez dijo...

Decir que en esa casa "nadie hablaba" es mucho decir. Je, je.

Seguro que estaba riquísima.

Tocotó dijo...

Bueno ya sabe, querido brodel, que en nuestra casa cuando hay marisco no se habla demasiado, salvo nuestra señora madre que es la que hace constantes alusiones a la caquita y a "qué buenos son los langostinos de este año"...

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con vicisitud y sordidez(Prometo visitar el blog pronto pronto, palabra de Foquiño), dudo que la zanpada fuese en silencio...Desconozco cómo estaría la famosa "caquita" (yo soy más de camarones, ummm)pero seguro que las albóndigas estaban de vicio, como es costumbre gracias a las maravillosas manos de su señora madre. Espero ansiosa mi taper...

Mary Lovecraft dijo...

ups! pos yo seré la que prefieran todos a su lado en la mesa de la boda gallega de que hablan....
(lo probé y no me gustó ni sabor ni textura ni ná de ná)

bicos.